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Rafael Nadal foto Regis Duvignan

Nadal llegó, vio y venció

Paris, .- Nadal llegó, vio y venció

El príncipe del tenis mundial se ha coronado en París como el nuevo Rey Sol. A sus 19 años y dos días, Rafael Nadal se ha convertido en el primer debutante en proclamarse campeón en Roland Garros desde 1982. Mariano Puerta resistió como un titán, pero acabó rindiendo pleitesía a una estrella que brillará durante mucho tiempo.

El español conquistó la Copa de los Mosqueteros después de 3 horas y 24 minutos de un partido memorable protagonizado por dos líderes del circuito en tierra batida. El 6-7 (6-8), 6-3, 6-1 y 7-5, relativamente claro para Nadal, no debe ocultar la excelsa y en momentos heroica respuesta de un Puerta que hizo temblar a la 'bestia' mallorquina y que podía haber pensado en cotas mayores si no hubiese marrado hasta tres bolas de set para forzar un quinto y definitivo. O si su endeble servicio no hubiera sido roto en 8 ocasiones.

Hace 23 años, un menor de edad llamado Mats Wilander reclamaba la atención del mundo al inscribir su nombre en el palmarés del Abierto francés en su primera participación, después de vencer en la final a una leyenda viva como Guillermo Vilas. Nadal le ha emulado con otro argentino como último rival para erigirse en el quinto jugador más joven de la historia en adjudicarse un Grand Slam, sólo por detrás de Michael Chang, Boris Becker, el propio Wilander y Bjorn Borg.

El matrimonio entre Roland Garros y España no decae: 'Rafa' es el cuarto tenista de la 'furia' en alzarse con el título en los últimos 11 años y el séptimo en total en categoría masculina, por detrás de Manuel Santana, Andrés Gimeno, Sergi Bruguera, Carlos Moyà, Albert Costa y Juan Carlos Ferrero. Por su parte, Puerta no puede sumar el tercer título de Roland Garros para un país que había monopolizado la final de 2004, ganada por un Gastón Gaudio que, como el bonaerense este año, no era cabeza de serie.

Nadal, ante un nuevo reto: remontar un set

El mallorquín salió con la intención de hacer valer su vitola de favorito, pero no sentenció cuando pudo y acabó por sucumbir ante la potencia de Puerta. Desperdició una bola para el 3-0 y otra para el 4-1 que hubiesen aclarado el camino. El 'Gordo' tenía molestias en su muslo derecho y requirió al fisioterapeuta cuando apenas se llevaban 22 minutos de juego. Su físico parecía acusar los 10 sets disputados en los últimos 5 días. Sin embargo, dio un golpetazo en la mesa con tres juegos seguidos que le pusieron con ventaja (4-3), gracias a unos demoledores 'drives' que ponían a prueba la resistencia de las pelotas.

Nadal corría de lado a lado, siempre a merced de su rival. Solamente su eficiente primer servicio (77 por ciento) le mantenía a flote: 4-4 con juego en blanco y tres golpes ganadores especialidad de la casa. La clave era mover a Puerta, pero el argentino, que ya no parecía acusar molestias físicas, proseguía con sus zambombazos: se tomó la revancha y endosó un 'rosco' a su adversario para el 5-4, pero Nadal se lo devolvió de nuevo para el 5-5. El de Buenos Aires perdió un 15-30 para el 7-5 y se jugó el envite en el 'tie-break'.

El espectáculo del desempate fue sublime: peloteos largos, rápidas devoluciones cerca de la red, misiles de Puerta y respuesta de Nadal hasta los confines de la pista. El español perdió su ocasión con el 5-4. El albiceleste salió triunfal con un 8-6 que despertaba la preocupación del hasta ahora inalcanzable Nadal, quien tenía que enfrentarse a una sensación única en este Roland Garros: remontar una primera manga en contra.

El español se repone, el argentino pierde fuelle

"Hay que felicitar a Mariano, porque me lo ha puesto muy difícil. Ha sido el partido más duro del torneo", aseguró entre lágrimas el balear pocos minutos después de haber completado su victoria. Un éxito que cimentó sus bases en los sets intermedios. Un 'break' en el cuarto juego, duro porque necesitó de hasta cuatro bolas para rematarlo, permitió a Nadal situarse con un 3-1 que amarró con el 4-1 posterior. Puerta se precipitaba, su 'drive' flaqueaba -ya acumulaba 15 fallos- e incurría en demasiados errores no forzados -14 en el segundo parcial-. Nadal, que llegaba a todos los sitios, se lo apuntó por un claro 6-3, a pesar de tirar por la borda cuatro bolas de ruptura.

Un rápido 2-0 en cuatro minutos y un 4-1 tras levantar un 40-15 en contra le dieron la tranquilidad necesaria para encarrilar una tercera manga en la que tuvo de nuevo como principal arma su primer servicio (81 por ciento jugados, 76 ganados). Puerta, más cansado, desfallecía ante un seguro Nadal que sólo había incurrido en un error no forzado en los últimos 26 minutos. "Hoy he perdido, pero he ganado el partido más importante de mi carrera, después de todo lo que he pasado", decía a la conclusión del choque, contento por el hecho de haber disputado su primera final de un Grand Slam.

Apoteosis final

Llegó entonces un cuarto set que vistió las mejores galas, como el primero. Los passings y las dejadas adquirieron el protagonismo con puntos inolvidables. El manacorí levantó un 0-40 para situarse 4-3, pero el 'Gordo' tomó la delantera con un juego en blanco y con su tercer 'break' del partido. Ahí surgió el gran Nadal, que con un estruendoso "¡vamos!" y con bolas increíbles sobre las líneas salvó tres puntos de set, cuando iba 5-4 abajo y el argentino estaba al servicio.

"Es increíble, es un sueño hecho realidad", afirmó el ya campeón poco antes de recibir la Copa de los Mosqueteros de manos de Zinedine Zidane. Antes, lo más importante: subir a las gradas y saludar a su familia. No importaba el protocolo. Lloró como el niño que casi es, ante la mirada de los Reyes de España, que fueron testigos del nacimiento de un mito. Un zurdo sin límites que igulará a Roger Federer al frente de la clasificación de la ATP, con 665 puntos y 6 títulos esta temporada, después de sumar 24 victorias consecutivas.

Francisco José Jiménez Rico/Roland Garros


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