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Lourdes Dominguez
Entrevista a Lourdes Dominguez
Pontevedra, .- «Mi meta es clasificarme entre las 50 primeras del mundo»
La pontevedresa escaló cien posiciones desde el mes de enero y ocupa el puesto 77º de la WTA en su mejor temporada desde que actúa como profesional.
En el tenis profesional la escala de posiciones exige esfuerzos supremos. Que se lo digan, si no, a Lourdes Domínguez (Pontevedra, 1981).
Ya es la mejor tenista gallega de todos los tiempos. Empezó el año como número 176 del ránking y cerró la temporada en el 72.
A lo largo de diez meses ha disputado setenta y siete partidos. Se enorgullece de haber llegado a las finales de Rimini, Jounieh, Oporto y Bogotá, y de su triunfo sobre la húngara Rita Kuti Kis en la final de San Cugat.
-Vivo la mejor temporada de mi carrera y eso fortalece mi ánimo. Ganarle a Fabiola Zuluaga en Bogotá, por ejemplo, me convenció de que podía mejorar mi ránking. La verdad es que a principios de temporada mi objetivo era clasificarme entre las cien primeras.
Es una meta ya conseguida. -¿Y ahora?
-Mi pretensión para el año 2006 es situarme entre las top 50, algo verdaderamente complicado.
¿En qué basa sus esperanzas?
-En la mejoría de mi juego. Me siento mucho más segura, más convencida de mis posibilidades. La derecha me responde, el revés también me ayuda y, físicamente, me noto mejor que nunca.
¿Recuerda sus primeros pasos?
-Ligeramente. Los di en las playas de Areas y Sanxenxo cuando tenía dos años. Usaba una pala de madera y ya le daba a la pelota hasta cansar a mis familiares.
Con 14 años entró en el CAR de San Cugat.
-Aunque al principio a mi padre no le hacía gracia la idea, el caso es que tras ganar en Bilbao el Sport Goofy se convenció de que podía probar suerte como tenista; y a partir de aquel momento tuve que volar por mi cuenta, lejos de la familia.
¿Se arrepiente?
-Para nada, porque adquirí experiencia en todos los sentidos.
¿Todo fue perfecto en su carrera?
-Más de una vez, a la vista de que los resultados no me acompañaban, estuve a punto de colgar la raqueta. Ocurría que no alcanzaba el nivel deseado y llegué a plantearme la posibilidad de estudiar. Incluso volví a casa durante dos meses para pensar en mi futuro.¿Y qué ocurrió?
-La clave de no abandonar fue mi pasión por el tenis. Me gustaba demasiado, y me sigue gustando. Disfruto en la pista. Además del dinero, este deporte te brinda otras satisfacciones, así que en aquellos momentos de duda me dije que iba a seguir haciendo lo que me gustaba.
¿Como es el «circo» de la WTA?
-El circuito está formado por gente muy profesional. Las jugadoras tienen a su lado al entrenador o a familiares muy cercanos. Entre las tenistas no existe mucha relación, salvo en lo que respecta a las españolas. Aquí todas andan con pies de plomo. En realidad, prevalece el egoísmo. Cada una va a su bola y ya está.
Aún no ha jugado con ninguna «top ten»
-Y es algo que me ilusiona especialmente. A ver si en el Open de Australia, en el que voy a entrar directamente por mi ránking, tengo la oportunidad de jugar contra una de las grandes estrellas. Me gustaría verme en la pista con la belga Justine Henin. Tiene el mejor revés del mundo y es un golpe que me esfuerzo en tratar de imitar.
El próximo año Lourdes Domínguez encara otra experiencia: formará parte de un cuarteto de jugadoras que van a trabajar bajo la batuta de Karin Perona y Alejo. El grupo lo forman la pontevedresa, Arantxa Parra, Nuria Llagostera y María Antonia Sánchez.
-Mejorar en todos los órdenes. Será posible entrenar con rivales que tienen otros tipos de juego diferentes. La verdad es que ya siento deseos de empezar.Dicen que el circuito fatiga demasiado.
-He dado ya dos veces la vuelta al mundo y eso cansa, no sólo por el esfuerzo en las pistas, sino también por los largos viajes, las interminables esperas en los aeropuertos, los cambios de hora. Es una profesión agotadora por las exigencias del calendario.En Melbourne afrontará su primer grand slam con entrada directa.
-El Open de Australia lo contemplo con una extraordinaria ilusión. Mi objetivo será intentar pasar la primera ronda sobre pista de cemento, que no es mi superficie preferida. Yo me desenvuelvo mejor en tierra batida.
¿En qué medida ha modificado sus golpes?
-En la que me ha permitido el cambio de empuñadura. Con el revés noto una mayor firmeza, aunque lo que ha contribuido a mi escalada en el ránking ha sido sobre todo el elevado grado de confianza en mis propios recursos.
¿Se acuerda de su victoria en el júnior de Roland Garros 1999?
-Aquello me ayudó a ser profesional.
José María Guimaraens /La Voz de Galicia
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